miércoles, 13 de junio de 2007

HABEMUS PAPAM


Aunque parezca una paradoja, desde la semana pasada, en el geriátrico tenemos viejo nuevo.

Se llama Benito y está tan a la miseria como todos los que vivimos en este depósito de ancianos que algunos (con cariño y no poca ironía) nos animamos a llamar "hogar".

Lo trajeron sus dos hijos (la típica). El más joven de los dos es un chico cuarentón muy simpático y evidentemente gay (ojo de loca no se equivoca) y el mayorcito, un bombonazo de unos cincuenta que parece tener toda la mosca. Ambos deben haber salido a la madre, porque el viejo es bastante feúcho, pobre.

Mientras don Benito hacía toda la historieta de llantos y desmayos (los que llevamos algunos años acá ya tenemos vasta experiencia en estas cuestiones), el hijo mayor fruncía el ceño y se escudaba detrás de su hermano, mirando a todos lados como si esperara un ataque comando. El menor, por su parte, empujaba la silla de ruedas y, ante cada rezongo de su anciano padre, le recordaba al viejo con fastidio que "el que paga es él, papá". Hubo de todo: gritos, zamarreos, alusiones a la honorabilidad de la señora madre de los muchachos... Hasta amenazas de muerte hubo. Pero Mechita, la enfermera mala onda, se cansó de tanto escándalo, le administró un sedante y lo acostó en la cama vacía que había en la habitación 5 para que le haga compañía a don Francisco. Los hijos pasaron por la administración, el mayor firmó el cheque y ¡sanseacabó! Al viejo no lo volvimos a ver hasta el desayuno del día siguiente.

Como no tenemos muchas oportunidades de quemar energías (salvo doña Jovita, que con sus nietos postizos tiene el día ocupadísimo), solemos dormir poco y levantarnos muy temprano. A joder. Como es habitual también, aquella mañana la mesa del desayuno era una tertulia caótica donde todos hablábamos a la vez y ninguno escuchaba lo que el otro tenía para decir. Los únicos dos que se mantenían en silencio eran Anselmo y don Benito. Mi amigo y compañero de cuarto se había quedado petrificado con la mirada fija en la ventana que da a la calle. El nuevo huésped, en cambio, se mantenía muy atento a todo lo que se decía, moviendo sus ojitos roedores de un lado al otro y mordisqueando sin entusiasmo una galletita de agua. Todo irrelevante. Hasta que alguien encendió la tele y una periodista del noticiero mencionó al Venenito 16. Dio la casualidad de que el mismo "alguien"miró directamente a los ojos de la periodista y le habló como si ella pudiera escuchar:

- ¡Ni me hablés de ese vi-ejo pelotudo!

La voz parlante (con su tono guaraní y la sutileza que le es propia) no era otra que la de mi queridísima doña Leonor, quien al instante quiso explayarse sobre el tema:

- Con la misa en latín no vamo' a entender ni una mi-erda.

Se hizo un silencio compacto. Anselmo seguía mirando la ventana y don Benito le clavó la mirada a doña Leo como si deseara comérsela cruda (y no hablo de sexo). Obvio que el único que pudo ver esa mirada fui yo. Los demás estaban demasiado ocupados en pensar qué le podían responder a la teóloga asunceña.

Doña Paca no pudo no exponer su pensamiento:

- Sin dudas, el Papa pretende que todos terminemos hablando un idioma que ya nadie habla, pero hay cosas mucho más graves en su gestión al frente del Vaticano. El hombre insulta abiertamente a los musulmanes, tiene una visión muy distorsionada de la historia, contra las pestes del siglo XXI propone placebos del medioevo, tiene un pasado nazi que reivindica a través de su ideología presente...

- ¿Usted cree que él quiere que todos aprendamos latin? -intervino don Santiago-. A mí me parece todo lo contrario. El uso del latín les permitiría a los curas hablar sin que nadie los entienda. Y así podrían transformar la misa en un rito satánico!

Doña Leo, poco adepta a los buenos discursos y a las construcciones sintácticas impecables, comenzaba a bostezar cuando don Francisco enunció su síntesis del tema:

- A este Papa le faltan unos cuantos jugadores en el balero.

Anselmo seguía mirando la ventana y, de tanto en tanto, movía la cabeza como asintiendo. Don Benito seguía todavía royendo su galletita. Lo que nadie decía era que los curas siempre fueron así de inconsecuentes con sus prédicas y, como ejemplo, le conté la historia del párroco de mi pueblo. El hombre tenía una acabada fama de mujeriego porque solía visitar a las señoras cuando sus maridos estaban ausentes. Sin embargo (en términos modernos, ya que en aquellos tiempos no existía el concepto), una tarde me acosó en la sacristía.

Como se trataba de una historia morbosa, todos los viejos se mantuvieron atentos al relato. En la sala no volaba una mosca... hasta que intempestivamente don Benito rompió el silencio:

- ¡Pamplinas! ¡Son todos una manga de herejes!

Del susto, doña Leo pegó un salto sobre el asiento y toda su humanidad fue a parar al suelo porque la trémula silla no resistió la brusquedad del movimiento. Don Santiago quiso evitar que cayera pero es tan flaquito el pobre que lo único que logró fue caer sobre ella, en una mullida confusión de batones y bufandas. En la rodada, se llevaron puesto a don Francisco, que no tuvo reflejos para quitarse del medio a tiempo. Doña Paca abandonó su habitual solemnidad y comenzó a reir como pocas veces lo ha hecho desde que llegó al hogar y doña Carmen corrió detrás de los caídos, tratando de salvaguardar la virtud de su amiga Leonor, que había quedado patas para arriba con el batón de servilleta.

Entretanto, don Benito seguía vociferando como si nada hubiera pasado.

-¡Esas son puras patrañas! ¡Yo he sido seminarista de joven! Y a pesar de haber desistido del llamado del Señor, he dedicado mi existencia a su servicio. ¡No puedo permitir que se ensucie en mi presencia la imagen de los siervos del Supremo...!

Y así...

La diatriba continuó y don Benito se fue poniendo más y más rojo. Yo no sabía si emular a doña Paca o tratar de calmar al viejo que estaba a punto de un pico de hipertensión. Opté por lo primero.

Así fue como, de repente, el ex-seminarista se quedó duro con la boca abierta y tiritando como un parkinson sin que nadie pudiera socorrerlo. La primera en reaccionar fue doña Nacha, que lo sostuvo justo cuando empezaba a irse de costado, derechito a romperse la crisma contra una mesa. Luego llegaron las enfermeras. Como a los quince minutos llegó la ambulancia y se lo llevaron a la clínica.

Pasado el incidente, doña Leonor caminaba rengueando por los pasillos y maldiciendo a don Benito por haberle robado protagonismo. Los demás quedamos en silencio.

Miré a mi alrededor y no encontré a don Anselmo.

Con la excusa de buscarlo, salí a la vereda y, justo cuando cerraba la puerta, ¡vi la silla de ruedas que se me venía encima! Con Anselmo encima, por supuesto, gritando y levantando las manos como cuando uno cae en la montaña rusa.

Conclusión: los dos terminamos en la clínica haciéndole compañía a don Benito. Pero nosotros regresamos antes al hogar, a tiempo para organizar su bienvenida... con mitra incluída.

17 Comentarios:

El Señor de las Anecdotas (pero sin elfos) dijo...

Don Arturo. la Pagina, Buenisima, El relato Mejor.
UN concejo mi amigo. Cuidece de Benito...o no lo haga e indague su historia. Se me hace que este personaje trae color a su "hogar" (con ironia al 100%)

Si murmura en Latin mientras no lo mira a los ojos, no hay duda. Lo esta insultando con altura ja!

patacaliente dijo...

No puedo discutir sobre tiempo con Ud Don Arturo, solo puedo decirle que...demasiado bueno si blog.
A mi ex un sacerdote le estuvo cortejando :S historia muy loca.

Señorita Cosmo dijo...

Buenísimo el cambio de look, felicitaciones, en cuanto a Don Benito hay dos opciones, o lo convierten al realismo, o lo matan de un infarto que para él sería divino porque imagínese, va a estar cerquita de Juan Pablo y todo. Re divertido.

AnaR dijo...

Cuanta jocosidad en un relato.Hacia mucho , mucho que no leia algo tan ameno , tan real y tan divertido.

Fantástico.

Un abrazo

Luli dijo...

Don Arturo, llegue aqui por mi hermana y me ha encantado, tiene la clase de humor encantador, el que hace reir hasta con lágrimas en los ojos..

Estupendo relato

Reciba un beso grande

Anónimo dijo...

Tuve ¿el placer? de conocer a la versión vernácula de Benedicto y... creo que podría haberme ahorrado la molestia, ja ja ja ja.

Gustavo dijo...

Don Arturo, si hay un lugar divertido en Buenos Aires, es su hogar.
No puedo dejar de reír todavía con su historia. No solo lo estupendamente relatada, sino también bizarro de los hechos.

Así que no se me queje, y siga relatando.
Sobretodo la anécdota del cura ;-)

Abrazos.

Dorian Gray dijo...

Don Arturo... ¿de Quilpué?
¡pero que está haciendo allá en el geriátrico!

la historia buenísima! jajaja

saludos,

Dorian

Don Arturo de Quilpue dijo...

Dios: yo no soy digno de que entres en mi casa... ja ja ja. Seguiré tus consejos. Es cierto! Ya lo he escuchado murmurar por los pasillos! *?()&%$·Ç><][{...

Patacaliente: a mí, el cura Víctor me acosó derechamente cuando YO tenía unos 10 años!!!!!! Ya contaré alguna vez la historia.

Señorita Cosmo: ME alegra que le haya gustado el nuevo look. En cuanto a don Benito, me parece que mejor lo convertimos a la realidad. Nada de hacerle favores, jijijijijiji

Ana r: me alegro mucho de que te haya gustado.

Luli: las de alegría son las únicas lágrimas que tolero. Me alegro. Un beso para vos también.

Huije: Yo también podría habermelo ahorrado...

Gustavo: ya que insistís, próximamente llegará la anécdota del cura Víctor, que no tiene desperdicio.

Dorian: ¿que qué hago en el geriátrico? SOBREVIVIR

Unknown dijo...

No me odie, pero lo seleccioné para el jueguitonto del momento. Pase por mi blog y entérese de cómo es la cosa.

Anónimo dijo...

Yo admiro tu riqueza verbal sin necesidad de esos detonantes de palabras que hacen las narraciones aburridas las que jamás se terminan de leer y que ni siquiera dejan la curiosidad por saber en que terminan.
Lo tuyo además de ocurrencia fina , humor negro y parodia lleva implícito el toque aleccionador y la reflexión social ( si don Arturito , asi se ria yo le leo despacito ), siempre sus narraciones por más irónicas que parezcan me dejan ese saborcito de enseñanza .

Paz/

Anónimo dijo...

un fuego el relato, don Arturo..

gracias por ponerme en los links! ahora te agrego a mi (muy poco atendido) blog...

si querés, t podés pasar tambien por acá, este tiene más vida http/www.fotolog.net/fokelectropop

saludetes!

Don Arturo de Quilpue dijo...

Zekys: Estuve enfermito en estos días y no había visto tu propuesta. Pero acepto el reto!!!!

Pacita: A partir de tus textos se advierte que sos una vuena escritora a partir de que sos una buena lectora. Me alegro de que puedas leer más allá de lo evidente, jijijijiji

Fok: No tenés nada que agradecer. Uno de estos días, me vuelvo a escapar del hogar y me voy a ver uno de tus recitales!!!!!

Pablo Salvador dijo...

gracias por visitar mi blog me encanto este post ewscribes muy bien, me entretuvo.
un beso:
Gmanfull

Яaƒ dijo...

Simplemente genial!!
Me he divertido sobremanera con el relato...

Me alegra haber encontrado este espacio...

Saludos!

Anónimo dijo...

Deja tu comentario en el último post de mi blog y si deseas únete a nuestra campaña.

Paz/

http://palabritasnomas.blogspot.com/

Don Arturo de Quilpue dijo...

Gmanfull: Me alegro de que te haya gustado.

Rakro: A mí también me alegra que me hayas encontrado, jijijiji.

Pacita: Dejé mi comentario y me uno a la campaña.